miércoles, 23 de abril de 2014

La narrativa visual literaria: El álbum ilustrado


La narrativa visual literaria puede optar por el álbum ilustrado, para diferentes públicos y edades, que construye una interacción texto – imagen donde el texto el conductor de la narrativa y la imagen abre ventanas connotativas en el universo representado, aportando elementos que representan más allá del relato textual y significan con mayor fuerza que el texto, al hacer participar varios niveles de percepción.










El álbum ilustrado lleva adelante una historia en la cual colaboran la imagen y el texto, cuyos signos y construcciones de sentido interactúan para crear un espacio dinámico y complejo que se ofrece al lector como un mundo por explorar, donde el mismo lector aporta su interpretación no sólo porque debe de-construir, conceptualizar y re – construir sus sentidos sino porque la imagen y el texto están en permanente diálogo.
En el álbum ilustrado encontramos una interpretación explícita, enfáticamente personal del artista que funciona como una nueva versión del texto, sobre todo porque en la mayoría de los casos  el texto es anterior al tratamiento visual.


La ilustración acompaña e ilustra una idea, un texto; usa   las posibilidades del lenguaje visual para representar una realidad y de generar un discurso a partir de la ilustración.



Trata de representar un concepto, una historia, un argumento y entablar vínculos entre el texto y la imagen, para el desarrollo de un mensaje completo y autosuficiente.  




La ilustración, además de movilizar  recursos artísticos, requiere de estrategias de creación y comunicación, lo que la hace uno de los objetos significantes centrales en la producción de sentido.


El estilo del álbum tiene una gran importancia, porque la visión artística aporta una mayor riqueza en la generación de significación, lo que debe verse desde la carátula.








Los efectos de sentido reciben insumos que les permiten desarrollar un mayor impacto perceptivo y emocional, a la vez que lleva los efectos cognitivos al terreno de la estética y el arte, al igual que los efectos sociales.




De este modo, el álbum ilustrado se vuelve una obra de arte, interdisciplinaria a la vez que armónicamente integradora.




¿ Que ejemplos de álbumes ilustrados podrían aportar a estas aproximaciones ?
Mihaela Radulescu / 21 de abril del 2014






martes, 15 de abril de 2014

La lectura de la imagen

La situación de lectura - tanto del texto como de la imagen - en el acto de recepción se genera a partir de los indicadores de la selección / combinación de elementos que, a su vez son  la concretización de la generación de sentido.
 

En la situación de lectura de un discurso que emerge de la interacción texto-imagen interactúan signos verbales, icónicos y plásticos, para llegar a una integración coherente y cohesiva.

Ante ellos, el receptor procede a realizar operaciones de identificación, interpretación, contextualización, valoración.


¿Qué otras representaciones del Infierno conocemos y qué situaciones de lectura nos ofrecen?
La identificación de signos y la interpretación de las asociaciones sígnicas ( significante- significado-referente; la ubicación de los signos en el espacio;  las relaciones entre signos ) componen un diseño de  morfosintaxis. Es la base para la lectura, es la matriz de la situación de lectura . Su rol es la estructuración de los signos en un sistema o constelación que produce efectos de sentido.
   




La situación de lectura confronta al observador de la imagen con esta  morfosintaxis de la imagen, que corresponde a la selección / combinación de signos; a la vez lo confronta con su   semántica, que se genera a partir de  la relación de los signos con las realidades referidas; y con una  pragmática, es decir con el proyecto responsable de la realización de los efectos  en el observador.





Asi como hablamos de una morfosintaxis de la página o de las páginas, hablamos de una morfosintaxis del libro como objeto. 


En este programa de representación y significación, es importante la red isotópica entre el texto y la imagen , es decir los elementos que pertenecen a la misma red de sentido, instalados tanto en el texto como en la imagen.

La lectura de la imagen se inicia entonces con la lectura de la composición: los planos y secuencias de planos; el montaje, que conlleva al desarrollo del proyecto de generación de sentido.


Se trata de una realización sintáctica tanto discursiva como expresiva, apoyada por la red isotópica del texto- imagen.

La composición del plano de la imagen se actualiza expresivamente a través del lenguaje visual:

el enfoque,


el  distanciamiento,
la apertura del plano,
 
el tratamiento de la luz que definen el diseño de espacios

se complementa con el uso de la línea, de la forma, del volumen, de la profundidad, del color, que participan en la creación de objetos, seres, paisajes.  

El resultado es un plano sintácticamente organizado, con valores semánticos y pragmáticos, que – además – presenta conectores para las redes isotópicas temáticas y semánticas.

La composición del plano integra por ende no sólo a los personajes, seres, objetos, naturaleza sino también el ordenamiento de los mismos en el espacio y su interacción.


Hay diferencias en los efectos obtenidos por una composición basada en  diagonales de una composición en la cual los elementos se organizan en curvas, en un movimiento de envolvimiento.


Se crean así  universos diferentes, activo uno, en plana acción y expansión,  propenso a cerrarse el otro, para proteger o encerrar.

Por otro lado, la valoración de los referentes nos conduce  a la interpretación semántica: significados, representación, significación, contextualización.

Finalmente, nos interesa evaluar los efectos de sentidos y efectos de recepción en una  pragmática de los efectos perceptivos, cognitivos, emocionales, sociales;
asimismo, la  contextualización (histórica, poiética, cultural).

Ello nos dará la información necesaria para la  valoración  motivacional, apreciativa, cultural y de aportes al conocimiento.

Mihaela Radulescu/7 de abril del 2014

martes, 8 de abril de 2014

La imagen y la memoria cultural


El carácter de discurso de la imagen requiere de una realización que se inserte en el imaginario colectivo para poder constituirse y funcionar como acto comunicativo, sustentado en una intención y un proyecto.
 

La imagen se genera como construcción estratégica, contextualizada y dialógica, actualizando referentes y desarrollando opciones de selección / combinación de elementos y estructuras, a la vez que apela a estéticas y valores.

Puede mostrar enfáticamente su intertextualidad,  estableciendo una red explícita de referencias con otras imágenes, con intercambio de valores simbólicos.
Las intertextualidades enriquecen la construcción se sentido con referentes que traen su propia representación / significación, incluyendo un diálogo con la(s) otra(s) imágenes y a través de ella(s) con otra(s) cultura(s).

La intertextualidad funciona como: apropiación; producción de sentido; funcionamiento nuclear  de redes de sentido; recurso de interactividad que motiva y fundamenta la interpretación del observador.






En cuanto al lenguaje visual , la dimensión referencial se combina con la dimensión del lenguaje visual como sistema modelizador:



Es importante  el tratamiento del espacio,  contenido y representado, sobre todo en lo que a sus valores simbólicos se refiere:


Los planos de la imagen:




La relación entre los signos y con el marco:


La composición en lo que se refiere a asociación, distribución, proporciones y   ritmo.

Encontremos autores que puedan ejemplificar estos parámetros y analicemos sus procedimientos.
Mihaela Radulescu / 7 de abril del 2014