El proyecto de diseño de la contracultura

Mihaela Radulescu/03.09.16

La diversidad de los diseños  en la cultura de la imagen  lleva a una cartografía de  subjetividades que comparten la agudeza de la observación y la pasión por intervenir activamente en la sociedad a través del acto de representar y/o generar realidades. Es un acto que emerge  desde un lugar de la mente creadora donde  lo real, lo imaginario y lo simbólico convergen y fusionan en la percepción afectiva del mundo. Hay en este enfoque una dimensión social que es  fundamental para la interacción del diseño con el contexto. Estas interacciones  dejan huellas en un  universo comunicativo de valores y formas que expresa   realidades cotidianas desde un ángulo discursivo expresivo que puede asumir o no, funciones de crítica , de transgresión y de disolución de las fronteras.

En este mapa de manifestaciones podemos ubicar el diseño  que emerge de la contracultura o como  ahora se conoce, de las culturas alternativas,  reafirmando la necesidad de transformar el impulso creativo en acción discursiva, exteriorizando  un mundo – afecto – visión y provocando al observador a reaccionar y descubrir su propia percepción simbólica de la realidad. Es un diseño con un enfoque  sensorial  e imaginativo, que alimenta directamente sus formas, sin pasar por  codificaciones prestablecidas.

Conocer el diseño de la contracultura es importante para comprender la capacidad de acción del diseño en la dinámica sociocultural, más allá de hacer o no diseño contracultural. Observemos algunos ejemplos para comprender su origen, enfoque, recursos y alcances. Primero, los afiches políticos de Shepard Fairey:

Luego, un afiche reciente Mitch O'Connell:

Los graffiti son una expresión significativa del diseño de la contracultura. Los graffiti de Banksy componen una crónica de la sociedad contemporánea y de sus  problemas:

Un ejemplo de narrativa social sería el proyecto del diseñador gráfico argentino Sebastián Cilio:

"La obra retrata la figura de Cayetano Santos Godino, popularmente conocido como ‘El petiso orejudo’. Antes de resolverlo  había escuchado frases como ‘ningún pibe nace chorro’ o el pedido de la gente por la baja de edad punible. Estudiar la historia de Cayetano me llevó a pensar que cualquiera podría haber sido él, o cualquiera de nosotros podría haber sido un pibe chorro. Es lamentable que la vida lo haya llevado a ser así y hacer lo que hizo. Otra cosa que me despertó es  pensar en cómo la mala educación por parte de una familia terminó arruinando muchas familias inocentes. La idea de representarlo fue a principio de 2012. Lo resolví  resumiendo una de las fotos que se le tomó en uno los estudios que practicaban con él. En esos años se creía en la teoría del Dr. Lombroso, otra de las cosas que parece seguir vigente de esta historia, ya que muchas veces sacamos nuestras conclusiones de alguien por cómo se ve sin conocerlo. La pared la elegí sabiendo que es la esquina de un colegio secundario y que a una cuadra hay un jardín de infantes. Fue el primero que pinté y uno de los más vistos. Otra de las cosas que fui ajustando es el mensaje con el que acompaño la imagen,  porque no quería que suene a apología, porque no lo es. Cuando me preguntan qué quiero decir con la obra y no tengo ganas de explicar tanto como ya dije, respondo que es una refrescada de memoria, porque nunca dejó de repetirse la historia del petiso ya que no es difícil entender la comparación con un pibe chorro. Ahí es donde la gente se queda pensando."

La novela gráfica contracultural peruana tiene una producción importante.

Islas - Rodrigo La Hoz (Ed. Contracultura): sobre una ciudad deshumanizada y opresiva. ¿ Lima?

 Barbarie - Jesús Cossío (Ed. Contracultura): sobre las víctimas de la impunidad

Y se me presentó en forma de bestia - Jorge Pérez-Ruibal (Ed. Pictorama): sobre las  fuentes del nihilismo actual

Drak - Diego Rondón (Colectivo Pandemia): una historia distópica

¿ Qué otros  diseñadores peruanos hacen gráfica contracultural y cuáles son sus espacios de acción?

La diversidad de las expresiones en las diferentes manifestaciones del diseño de la contracultura exponen la diferencia como el punto de vista contextualizado, comprometido con la realidad inmediata, con el derecho a una subjetividad compartida o individualizada, que asigna al diálogo y al discurso un lugar importante en el planteamiento enunciativo. Asimismo, se ubica en la periferia de los discursos comerciales, proponiendo más bien una resistencia ante la sociedad de la información y del consumo que puede desarrollar proyectos activistas o puede darse en el espacio de la conciencia crítica y responsable.